El Corazón del Mundo*

*El corazón del mundo es el título que recibe la traducción española del inestimable libro de Peter Frankopan Silk Roads que me hizo soñar con esta región.

Tras algo más de medio día viajando hemos llegado a Bishkek. Hemos llegado al corazón del mundo, al lugar donde las primeras civilizaciones y las primeras metrópolis vieron la luz: hemos llegado a Asia Central. ¿Alguna vez os habéis preguntado por qué Alejandro Magno se dirigió al este y no al oeste? ¿O por qué el imperio Romano nunca pudo pasar de la región occidental de Persia? Y algunos lo intentaron, vaya que si lo hicieron. Mucho se ha hablado de aquella legión perdida por Craso, que tras ser derrotada acabo desperdigada y sobreviviendo a duras penas perdida en el oeste de China.

¿Que era lo que allí había? ¿Qué valía tanto la pena? ¿Que civilizaciones guardaban este territorio? Pensadlo tan sólo un momento, pensad en esta región comprendida entre India y el Mar Mediterráneo… Fue en Mesopotamia donde nacieron las primeras civilizaciones, fueron los Persas quienes competían con los griegos y quienes se permitían tacharlos de bárbaros.

Aquí estaba el corazón del mundo, que bombeaba a través de sus arterias comerciantes y viajeros que unían a los hombres a través de la cultura, la religión o el comercio. Y es que de estas civilizaciones era el poder de comerciar entre el este y el oeste, de comerciar con Roma y con los reinos del Ganges más allá del Indo, de comerciar con la antigua Catay, hoy llamada China. Poseían la Ruta de Seda. Ese poder, riqueza y multiculturalidad se materializó en ciudades como Constantinopla, Babilonia, Kabul, Samarcanda, Bukhara, Isfahan, Susa, Persepolis o Merv, grandes y ricas metrópolis con las que Roma y los griegos solo podían soñar. Estas ciudades dominaban económicamente a Roma, que tenía un déficit comercial tan brutal que fueron incapaces de financiar una vez sus conquistas se estancaron. Los europeos no construyeron nada semejante hasta que el descubrimiento de América cambió su suerte.

En realidad estás ciudades no eran fuertes con la espada, sino hábiles en el comercio. Pero estaban en una tierra dura y difícil de conquistar, de fríos inviernos e infernales veranos. Una tierra en la que los Himalayas engullían al más solitario desierto, sin dar sosiego al avaro conquistador o al simple y exhausto viajero. ¿Recordáis a dónde marcharon Vasco de Gama e incluso Colón? Ambos buscaban rutas al este, alternativas a la dureza de las rutas que pasaban por Asia Central. Pero aún así, viajaban al este.

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Aquí nació la civilización del mundo, por mucho que debamos a los griegos. Entre Mesopotamia y el Indo se fundaron las mayores religiones en las que los hombres han creído, desde el judaísmo, al cristianismo, al islam o el zoroastrismo. Esta zona también trajo una imagen al budismo, pues las estatuas de Buda no empezaron a aparecer hasta que las gentes de Asia Central no mostraron a los Indios las estatuas del Dios Apolo que habían traído de Grecia

Pero hoy día las antes ricas ciudades de esta región apenas recuerdan esa pasada riqueza. Me sorprendí cuando viajando en avión mire a esta región desde el aire en la noche: no había una sola luz… hasta que el amanecer me descubrió la gran estepa, el desierto, la nada. Las pequeñas ciudades eran austeras y cuadradas, no había riqueza presente de la pasada Ruta de la Seda. Una vez en tierra quizas sea más importante subrayar que tanpoco hay pobreza, de esa que uno se espera cuando le hablan de un país emergente. Hablamos de austeridad post-socialista pero de un país alegre y jovial. Es posible que la historia no haya acabado para esta región. Quizás no esté haciendo más que renacer.

Hoy el proyecto más ambicioso del planeta pasa cerca de aquí. Posiblemente La mayor apuesta de este siglo: One Belt One Road, la nueva expresión de la Ruta de la Seda que ya hoy une Asia y Europa por tren. Y es que actualmente se tarda unos 40 días en llevar un barco con mercaderías desde China a Europa, cruzando el inestable Canal de Suez en el cual el barco se expone a los peligrosos piratas somalíes. Por tren sin embargo se tarda tan solo 15 días. Saber esto ha convertido a China en la campeona mundial de construcción de trenes: en los últimos años ha construido dos veces más vías ferroviarias que todo el resto del planeta junto. Los críticos dicen que los trenes no pueden llevar tanta carga como los barcos, que es muy caro. Pero es cuestión de esperar, esa es la apuesta china.
Dejemos la economía y la historia por ahora, dejadme que vuelva al viaje…

Viajo con Davide, un compañero del trabajo con gran pasión por motos. Ayer no fue un día fácil para ninguno de nosotros, fue un día muy largo. Literalmente y en sentido figurado. Nada más aterrizar en Bishkek fuimos al Hotel Salut donde nos esperaban las motos. Allí las encontramos, llevaban dos días esperando. Créedme que es una sensación extraña encontrarte con tu moto en un país como Kirguistán, como quien encuentra a un viejo conocido en un sitio inesperado… Es esa sensación.

Hemos empezado a preparar las motos: Davide tenía que cambiar un filtro y yo quitarle el aceite para arreglar la arandela del tapón de vaciado (las putas BMW llevan una arandela de cobre que se deforma cada vez que uno la quita, por lo que hay que calentarla al rojo vivo para devolverle la suavidad al metal).

Haciéndolo se nos acerca la mujer del hotel, una kazaja muy simpática que vive en Kirguistán porque la universidad aquí es gratuita. Nos dice que nuestros papeles estarán listos el lunes…

– ¿Papeles?, ¿qué papeles?

– Los papeles de importación temporal de la moto.

– […]

Hemos importado la moto a Kirguistán, pero no para venderla, sino solo de forma temporal. La agencia que hemos contratado, ADV Factory ha hecho un papel genérico al importar las motos y aún no tenemos el individual por lo que no podemos abandonar el país. Tenemos que esperar a Sambor, el dueño de ADV Factory, que viene de recorrer el norte de la India por la tarde.

Davide y yo hemos preparado varios días de buffer o de comodín, de manera que si tenemos un problema, podamos permitirnos el lujo de parar sin preocuparnos por la ruta que hemos planeado. Pero empezar a gastarlos el primer día era algo no esperado. En fin, al mal tiempo buena cara, hemos salido a ver Bishkek, una ciudad en mitad de la gran estepa.

No hay demasiado que hacer aquí, más que sonreír a la gente local (ni hablan inglés ni nosotros ruso pero sonríen como locos) y conocer a los otros motoristas que han venido con Sambor hasta aquí. Hay gente increíble en el mundo, lo pienso cada vez que vengo a un lugar así. Un hombre que ha llegado desde Munich y planea llegar a Mongolia, una pareja francesa que ha recorrido ya la zona, un hombre de 78 años que nos cuenta que ha empezado hace poco a montar en moto pero que ya ha recorrido varios países (de hecho ha sido linchado y robado en Ucrania y lo cuenta con una sonrisa amable y bonachona que dan ganas de abrazarle)…

Saldremos hoy, recorreremos Kirguistán en dirección a Osh, la capital del sur. Allí. Nos esperaran los papeles, si todo va bien. Allí planearemos también la entrada a Uzbekistan y al tradicional valle de Fergana. Pero por ahora, vamos a recorrer Kirguistán.

¡El viaje ha empezado!

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