Historias sobre vampiros

Sienta muy bien levantarse a las 6 de la mañana aquí. Rumanía sólo tiene una hora de diferencia con España lo que hace que los amaneceres sean mucho más pronto, y los atardeceres también. Salgo a correr con el pesado gulash que me cené anoche aún haciendo de las suyas. Desde luego la pesadez de estos guisos hace que no sean recomendables para hacer ningún tipo de deporte. Pero es que están buenísimos. La comida rumana es realmente muy buena.

Corro en solitario pasando por un picadero de caballos, una fábrica y entonces entro en un camino rural que circula entre plantaciones de maíz. Las granjas aquí son como volver a a España de hace unos años. Esta es una sensación que sólo se hace latente en algunos entornos rurales.

Tras una hora vuelvo al hotel y desayuno con Massimo y Wojciech un buffet muy completo. Afuera nos esperan las Salinas de Turda, el lugar más freak y extraño en el que he estado en mi vida. Las galerías de la mina están talladas en pura sal y estas conducen a una gran sala que se esconde a varios metros de profundidad. En esta sala se encuentra una noria, un minigolf, un teatro, unas mesas de ping pong y toboganes para niños. A su lado encontramos un lago de salmuera en el que estos rumanos han visto oportuno colocar unas barcas.

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El sitio merece la pena sólo por lo raro que es y a los rumanos parece encantarles la idea de tener un parque temático en una mina de sal en el subsuelo ya que llegan en manada a hacer uso de estas extrañas atracciones.

Una vez salimos nos dirigimos a Sighișoara, una ciudad muy pequeña pero con bastantes turistas… Y es que aquí  nació Vlad Tepes, el empalador, aquel personaje histórico que inspiró   Drácula. Este lugar es hoy un restaurante que se sitúa al lado de la gran torre del reloj de la que salen cada hora unas figuras autómatas a bailar…o eso nos dijeron pues estuvimos esperando junto a un grupo de curiosos chinos sin ver absolutamente nada más que un simple movimiento de manos. En esta torre del reloj encontramos un mirador y un museo de la tortura que se sitúa en sus mazmorras, pero para nuestra mala suerte ambos están cerrados (todos los museos cierran los lunes en Rumanía).

Comemos en un lugar de la plaza llamado nosequé Wagner (nótese que no me preocupo en recordar el nombre por lo malo que nos resultó) y marchamos hacia Brasov. En el camino encontramos varias iglesias fortificadas (todas cerradas por ser lunes) que en su día actuaron como viviendas en caso de invasión otomana.

Brasov es sin duda la ciudad con más ambiente de Rumanía, llena de terrazas, restaurantes y gente pasándolo bien. Desde la plaza se ve una gran montaña en la que se lee el nombre de la ciudad al más puro estilo Holliwood. A este cartel se sube por medio de un teleférico que realmente merece la pena. El hotel Casa Wagner en la mismísima plaza de Brasov es una verdadera pasada por poco más de 20 euros por persona.

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Para el día siguiente teníamos planeada la visita al castillo de Rasnov (poco recomendable más allá de la curiosa forma de subir a los turistas en remolques de tractor adornados y como si de ganado se tratase) y el famosísimo castillo de Bran.

El castillo de Bran es el que los turistas que vienen a Rumanía toman por el castillo del Conde Drácula. Pero lo cierto es que ni Drácula existió, ni el personaje que lo inspiró, Vlad Tepes, pasó aquí más de tres meses (y porque le encerraron). Entonces, ¿por qué tanta bola a este lugar? Simplemente porque este es el castillo de Transilvania que más se parece al descrito por Bram Stocker en su novela Drácula. Con esa excusa la gente local hace buen dinero de todo este humo.

Veamos quien fue Vlad Tepes. Nació en Sighișoara en 1431, una época difícil en que Rumanía estaba siendo acosada por constantes invasiones turcas. Su padre era conocido como Vlad Dracul (demonio) pues usaba un emblema de una serpiente alada dada su pertenencia a la llamada Orden del Dragón (sirva como referencia que el dragón rojo simboliza la fertilidad en el mundo cristiano). No obstante su querido hijo Vlad no se ganó el apodo de Tepes (empalador) por algo tan trivial. Se dice que empezó empalando vivos a ladrones y a delincuentes como modo de mantener el orden, pero que poco a poco y de forma macabra fue desarrollando su técnica de empalamiento hasta que consiguió que las víctimas permaneciesen vivas por días. Se habla de una escena en que Vlad hizo una fiesta en que mientras que sus invitados bailaban sus prisioneros eran empalados a su alrededor. Quizás más increíble fue una ocasión en que Vlad se enteró que un ejercito otomano se acercaba a sus territorios y decidió empalar vivos a los habitantes de una de sus propias aldeas. Se dice que al llegar los turcos y contemplar semejante espectáculo huyeron despavoridos. Con este currículum no es extraño que Bram Stocker se fijase en él para crear a su personaje cuando un amigo le contó la historia en un pub de Budapest.

Los húngaros también han tenido sus propias historias de vampiros (fíjese el lector que pongo en consonancia a Transilvania y a Hungría pues de hecho Transilvania no fue Rumanía hasta principios del siglo XX). Una de estas leyendas habla de la Condesa Báthory. Los Báthory han sido una de esas familias nobiliarias sumamente poderosas que han gobernado zonas de lo que más tarde sería el Imperio Austrohúngaro. Tal era el apellido que cuando la condesa Erzsébet Báthory se casó con el conocido Caballero Negro de Hungría, este tuvo que aceptar el apellido de ella. Esta condesa además de ser un poquito suelta era sanguinaria (se quedó embarazada de su criado al que luego torturó hasta la muerte). Se contaba que maltrataba a sus doncellas para después bañarse en su sangre lo que ella creía que la mantendría eternamente joven. El rey de Hungría se enteró de estos rumores y mandó a sus tropas a ver si eran ciertos. Cuando los hombres llegaron la condesa les recibió en un jardín lleno de cadáveres.

Todas estas historias son las que han creado todo este ambiente ficticio que se vive alrededor del castillo de Bran. Uno encuentra desde un tren de la bruja para niños a imanes con la cara del vampiro o la sanguinaria condesa. La visita al castillo en sí no me pareció que mereciera tanto la pena y de hecho después de haber entrado creo que una foto desde fuera hubiera sido más que suficiente.

Nuestra última parada seria Sinaia, donde se encuentra el castillo de Peles, el cual ha sido recientemente devuelto a los herederos de la que fue la familia real rumana. Este es probablemente el castillo más bonito y mejor conservad de Rumanía. En mitad de las montañas, está rodeado de muchos otros palacios. Uno aquí se imagina a la multitud de niños pijos provenientes de la antigua élite rumana correteando sin preocupación ninguna y comparando los castillos de sus papás.

Dormimos en una gran mansión que pudo ser un antiguo palacio y partimos a las 6 de la mañana del día siguiente para ver las montañas de Bucegi a las que se sube en un teleférico muy caro. Las vemos apresuradamente pues nuestro vuelo sale a medio día desde Otopeni. En realidad en todos nosotros existe ya un sentimiento de querer volar a Grecia.

Rumanía es un lugar sorprendente y para bien. No obstante un fin de semana es suficiente para ver Bran y Brasov. Podría añadirse un tercero para ver la Transfăgărășan y uno no tendría la sensación de haberse perdido tanto. La gente es muy amable y los paisajes preciosos. La comida es riquísima y dormir es muy barato. Deja una sensación extraña  ya que uno nota la separación entre Transilvania (húngaro) y el sur (rumano). La última conclusión con la que me subo al avión es que viajar en coche y acompañado no te permite mezclarte con la gente. Un viaje planeado al 99% tampoco. No obstante viajar con amigos lo compensa todo.

Una respuesta a “Historias sobre vampiros

  1. Me alegra mucho que te a gustado Rumania , su gente y su cocina. Por si algún día regresas apúntate Baia Mare- Maramures , Cluj-Napoca, Ias, Bacau,Botosani-Moldova región; y como no Delta Dunari( la delta del Danubio azul ) en el sur del país es la frontera con Bulgaria y no en último lugar mi ciudad Piesti a 120km de Bucarest , y si no me equivoco en tu viaje has pasado por él dirección Arges. Solo te digo las ciudades y las regiones no quiero darte más detalles para que tengas una primera impresión, todo el mundo tiene una mínima idea de lo que hay en Transilvania.

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