Cuando llegué al Sahara, me impresionó tanto que decidí quedarme una noche más en el “Erg Chebbi”. No tengo muchos planes para hoy así que decido ver cómo se va desarrollando el día.
Desayuno café, aceitunas y pan con mantequilla (me encanta el pan de aquí) y decido subir andando hasta lo alto del Erg Chebbi, la gran duna. La idea pinta bien pero ojo lo que cuesta andar por la puta arena. Los que habéis estado en el desierto lo sabréis. Subir me lleva más de una hora pero las vistas desde aquí realmente merecen la pena. Desde aquí veo un gran mar de dunas que acaba donde comienza Argelia. A muchos km se ve la carretera que lleva a Mauritania y Sahara Occidental cruzando el Sahara. En la frontera hay militares guardando fielmente la línea imaginaria que hay entre estos dos países. En mitad del mar de dunas, se ve un oasis a donde llevan a los turistas en dromedario a pasar una noche en el desierto por unos 50–60euros todo incluido (podéis ver los tours de Moha aquí).
Subir aquí arriba ha merecido la pena. Quedarse un día mas en este lugar, también.
El Sahara es el desierto mas grande del mundo, sólo por detrás de los dos polos. Ocupa unos 9.400.000 km2, lo que es más o menos la superficie de los Estados Unidos, o lo que es lo mismo, 18,6 veces España. Dicen que su arena podría cubrir toda la superficie de la tierra con una capa de 20cm. El lugar más cálido de la Tierra también está aquí, en el Sahara, y el lugar donde menos llueve.
Lo curioso es que esto no fue siempre así. Donde hoy está el Sahara hubo en su día un gran mar. Hace muchos años (no digo cuántos porque ninguno nos hacemos a la idea con esas cantidades), el mar mediterráneo separaba completamente África de Asia y Europa. Este mar se llamaba mar de Tetis y sumergía lo que hoy es el Sahara. Lo que sucedió fue que África, que descansa sobre una placa misma tectónica, comenzó a moverse hacia el norte y chocó contra Europa. La parte norte de África se levantó separando el mar en dos: el Mediterráneo y el Sahara. El Sahara se quedó como un lago tropical cerrado y poco a poco se secó, pero esta es la razón de que hoy el Sahara este lleno de fósiles, de fósiles marinos.
Dicen que en tiempos de los romanos algunas de sus zonas eran aún fértiles, pero el cambio climático lo fue secando todo (sí, el mismo cambio climático del que tanto hablamos hoy en día…).
Bajo las dunas hasta la kashba en la que me alojo, el “Erg Chebbi” que recomiendo una y mil veces. Bajar es mucho más fácil que subir. Su propietario, Moha, me dice que si le llevo a hacer unos recados a Rissani me enseña la zona. Trato hecho. Sin casco se sube en la moto y me lleva a ver el pequeño oasis de Hassilabieb (donde están la mayoría de hoteles de la zona), y a “los negros” de Khamlia. Estos negros son de una etnia llamada Gnaoua, y provienen de África central . Son famosos por su música, una música que tiene mucha fuerza y que mezcla castañuelas, tambores y voz. Estos hacen cada verano un festival llamado Sadaka en el que no paran de cantar durante tres días. En este festival “los negros” invitan a todo aquel que quiera venir a verles, a cous-cous. El problema son los 50 grados que hace aquí en verano…
Tras dar un paseo por Khamlia, pasar a las casas y ver sus hornos de pan, Moha y yo nos vamos a Rissani a ver el mercado. Aprovechando que soy turista nos colamos en un par de tiendas a que nos inviten a té con la pretensión de que yo compre algo (pero tanto Moha como yo sabemos que eso no va a pasar). Lo gratis gusta, también aquí. Después Moha me invita a tomar unos garbanzos picantes con ternera buenísimos, y nos vamos de vuelta a las dunas.
Por el camino un coche nos hace señas de que a unos metros más adelante hay un control de policía. Moha me golpea y me dice que pare: el casco también es obligatorio en Marruecos y él no lleva. Decidimos que él hará autostop y pasará el control en un coche. pero nadie para y son pocos los coches que pasan por esta carretera en medio del desierto. Tras unos minutos decidimos jugárnosla: el plan es pasar rápido por el control. Nos acercamos y vemos un coche parado, tenemos que parar detras. ¡Mierda! Los guardias se acercan al coche parado pero le dicen que continúe. Nosotros salimos pitando detrás…¡Nos hemos librado! Llegamos las dunas muertos de risa.

Al llegar he hecho unos videos con la moto en las dunas, pesa mucho. Estas BMW no son ni mucho menos una moto de off-road. Me entran unas ganas tremendas de venir con la moto de cross aquí…¡Churre por favor cógete una semana y venimos!
Hoy no planeo mucho más, me siento verdaderamente como en casa con estos bereberes y el desierto. Vamos a hacer una foto circumpolar con las dunas y quiero ver el amanecer desde lo alto del Erg Chebbi mañana por la mañana (tendré que subir las dunas con una linterna).
La verdad me encanta estar aquí, me encanta el Sahara.

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