Menuda pereza me da levantarme cuando veo los nubarrones que me están esperando ahí fuera. Hoy planeo llegar a Cannes-Niza y para ello hay dos opciones. 474km por autovía de peaje y 4 horas y media según Google Maps, o 545km y 8 horas sin peaje…me voy por la de peaje (si alguno lo vais a hacer, el peaje de todo este trayecto vale unos 20 euros).
Cuando sólo llevo 100km encuentro un atasco de cojones. Todo el mundo está bajado del coche. Les faltan las mesas y la barbacoa. Aquí ha habido un accidente y gordo. Investigo y culebreo entre los coches hasta que llego al principio del meollo. Dos coches como acordeones se encuentran rodeados de bomberos, policías y trabajadores de la carretera. Me entra un escalofrío tremendo de ver en lo que han quedado esos coches.
Sólo tras una hora la policía nos deja continuar…¡y yo que había venido por aquí para hacer menos moto y dedicar más tiempo a visitar sitios! Cosas del destino, por eso un viaje de estos no puede prepararse. Pero por ahora yo tengo suerte, mi moto funciona estupendamente y empieza a salir el sol. El paisaje me empieza a parecer bonito y empiezo a creer que esta zona de Francia se parece a la Toscana. Hay cipreses por todas partes, y viñedos. Viñedos que vendimiaron nuestros antepasados españolitos. Que no se nos olvide nunca de dónde venimos y todo lo que costó a generaciones pasadas lo que nosotros disfrutamos ahora. ¡Cuántos de mi generación no saben lo que es trabajar y sólo claman derechos…! En fin. La riqueza dura cuatro generaciones decía Jim Rogers.
Volviendo a esta zona de Francia, pienso que visitarla a fondo entre pueblos tiene que merecer la pena. Pero no hoy, hoy sigo haciendo camino hacia mi objetivo. Y es entonces cuando me doy cuenta de la gilipollez tan grande que estoy haciendo y de lo lejos que esta esto. Si, si, el mapa desde casa se veía muy facilito y muy pequeño. Planteo el viaje a 350km de media al día pero, ¡son cifras! ¡El mundo es enorme y esta percepción me la está dando viajar en moto! ¡Me encanta!
Sigo surcando esta nueva Via Domitia (nótese el toque cultureta pues esa era la antigua calzada romana entre Italica e Hispania) hasta que llego a Nimes, la antigua Nemausus (nótese también aquí) gala que los romanos transformaron en suya allá por el 50 a.C. Aquí se encuentra la Arena de Nimes (uno de los anfiteatros mejor conservados del mundo que hoy funciona como plaza de toros), la Maison Carrée (un precioso templo romano que ya quisiera tener la verdadera Roma) y el Puente Gard (un acueducto que nos legó Agripa). El escudo de la ciudad es un cocodrilo entre palmeras pues la ciudad acuñó unas monedas con ese logo que conmemoraron la batalla naval de Actium donde Octavio Augusto se convirtió en el primer emperador romano tras derrotar a Marco Antonio y a Cleopatra.
En la Arena se me acerca un hombre para pedirme una foto. Es español y trabaja como (ponga aquí algo que suena a jefe) del colegio de economistas de Madrid. Le doy mi número para quedar algún día pues le encantaría visitar la sala de tesorería donde yo trabajo. Después se me acercan tres chicas de unos 20 años que aún tienen el pavo subido. Son de Barcelona aunque de origen marroquí y les ha encantado ver que yo llevo una bandera de su país en mi moto. Se hacen fotos conmigo y me marean un rato, no veo el momento de que se vayan. Cuando por fin lo hacen me marcho corriendo de Nimes.
A unos pocos km entro en la Provenza y llego a Arlés, la ciudad de Van Gogh, donde puede verse la terraza donde pintaba (dejemos lo de la oreja a un lado). Arlés es también una antigua ciudad romana (Arelate) con su propia Arena alrededor de la cual se construyó una ciudadela fortificada en la Edad Media. Esta Arena también se usa para torear hoy en día y alrededor se encuentran dos bares españoles con trajes de sevillana como adorno y carteles de toros en las paredes. Todo muy romano y español a la vez pero uno se da también cuenta de estar en una Francia típica de la Belle Époque.
Por mucho glamour que le demos esta región se llama PACA. Si, si, la PACA (Provence–Alpes–Côte d’Azur). Estas tres regiones son las que voy a ver en estos días, salgo de Provenza para entrar en la Costa Azul donde encuentro un hotel cercano a Cannes. El hotel se llama la Villa Belle Rive y nos da cobijo a mi y a Othar (que duerme en un bonito jardín) para coger fuerzas y empezar mañana la Costa Azul y Mónaco de camino a Turín.
Quien es Othar!? Le has puesto nombre a tu moto?? 😊 😊
Pelirrojis…
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PD: me encanta tu blog y te va a quedar genial, muchos besis 😉
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