Improvisando el camino

Me levanto el primero en Symbol Rooms y preparo mis maletas antes de cargarlas en la moto. Miro a Minja que duerme como un bebé. Este serbio de 44 años fue soldado durante la guerra de los Balcanes y me contó muchas de sus vivencias ayer por la noche las cuales dejaremos para más adelante. Ahora  viéndole dormir no parecer haber sido el protagonista de todas aquellas escenas tan horribles.

Monto en la moto y salgo de la muy tranquila Ljubljana. Eslovenia es un país muy ordenado, muy austriaco y poco tiene que ver con sus vecinos del sur. Cojo la autovía y al rato me desvío hacia una carretera que durante 20 km me hace revirar entre pueblos muy rurales. Esta parte de cualquier país merece tanto la pena o más que las capitales y muchas veces nos olvidamos de ello. En mi caso me siento muy afortunado de poder recorrerla a mi antojo en una moto y a primera hora de la mañana.

Así llego al castillo de Predjama, el castillo del famoso Robin Hood esloveno. Erasmo Lueger era un caballero medieval que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Esto cabreó a otros nobles y el mismísimo Federico III de Habsburgo ordenó su muerte. Entonces Erasmo se encerró en este castillo que se encuentra encajonado en una cueva. Al no poder asediarlo, sus atacantes esperaron fuera a que se quedara sin alimentos pero el castillo tenía un pasadizo por el que Erasmo obtenía comida de los pueblos vecinos, aquellos a quienes él había ayudado antes. Tras un año de espera sólo pudieron vencerle cuando uno de sus vasallos avisó ondeando una bandera de que Erasmo se encontraba en el baño, el único lugar desprotegido del castillo. Allí, mientras hacía sus necesidades, frieron a cañonazos al pobre Erasmo.

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Me pongo de nuevo en camino en dirección a Istria. El GPS me mete 20 km de camino de tierra que me enseñan paisajes espectaculares. Eslovenia es un paraíso natural que desde luego desconocemos en Europa occidental. Estoy disfrutando como un niño y en mi camino a la costa estoy sintiendo VERDADERA felicidad. Siento que podría continuar hacía Turquía, Asia Central o India y nada importaría. Como dije ayer he tardado una semana en empezar a sentirme de verdad dentro del viaje. Todo esto empieza a tener mucho más sentido que nunca y haberme quedado en Madrid no hubiera tenido ninguno. La vida que yo llevo al fin y al cabo sólo me hace comprender unos pocos de los mil mundos y cada vez me doy más cuenta de que hay mucho más por conocer para conocerse ahí fuera (y no se trata de saberlo sino de comprenderlo). Por otro lado la confianza en uno mismo crece y se fortalece y eso me hace sentir más cómodo. Pensar sobre estas cosas y hablar con la gente es lo que más me gusta de viajar sólo y valorar cada km es lo que más me gusta de hacerlo en moto.

Enfrascado en estos pensamientos llego a una fila de coches que dicen que tiene 3 km ¡3 km de coches parados! Sorprendentemente se debe a la frontera entre Eslovenia y Croacia. Y digo sorprendentemente pues estos dos países pertenecen a la Unión Europea. Schengen y todo ese rollo de la libre circulación de personas. Me cuelo entre los coches y en el principio del meollo veo un control fronterizo en toda regla en que piden pasaportes. ¡Con dos cojones! Me indigna…

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La indignación se me pasa unos pocos km más tarde cuando veo un mar cristalino moteado de islotes a los pies de Rijeka, la tercera ciudad más grande de Croacia. Paro en un cajero a sacar unas kunas y me siento en e puerto donde pido para comer que me pongan algo típico de Croacia. Me traen čevapčiči, unas salchichas que con el hambre que tengo me resultan deliciosas. Me llama la atención que las comidas más típicas que me han recomendado en Eslovenia y Croacia sean salchichas, donde el mérito es para el carnicero no para el cocinero. ¡¿Qué hacen las abuelas aquí?!

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Cuando retomo la carretera saliendo de Riejka, Croacia me regala  su gran espectáculo. La carretera circula elevada sobre un mar translúcido de costas rocosas y pequeñas calas de tonos turquesa. Ni las fotos ni las palabras hacen justicia ni al paisaje ni al sentimiento de liberación y felicidad que produce al viajero en moto pasar por aquí.

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Me despido con pena de la costa cuando cojo una carretera que se desvía hacia el interior camino de los Lagos de Plitvice. Pero me quedo tranquilo de saber que tendré dos días después para disfrutar de la Costa Dálmata. Mando al GPS que evite las autopistas para ver qué me encuentro. El resultado es que me pierdo entre caminos muy estrechos que circulan entre casas y granjas perdidas de la mano de Dios. Esta Croacia es más pobre que la zona de costa. Unos niños que juegan descalzos con palos en mitad del campo me saludan como locos seguro pensando quién será este tío con esa pinta de astronauta.

Después de más de una hora perdido por estos caminos consigo llegar a Otočac a las 17:30 ya atardeciendo (pensad que Croacia tiene la misma hora que España estando mucho más al este). Sabina, la dueña de la casa (casaza) donde me hospedo me dice que Plitvice está cerrado ahora así que tendré que verlo mañana por la mañana. Hoy aprovecharé para hacerle unos ajustes a Othar y limpiar los mosquitos de la ropa de moto. No quiero pensar nada más ni entrar en reflexiones profundas hoy, simplemente descansar y ver el atardecer desde un lugar perdido del campo croata.

3 Respuestas a “Improvisando el camino

  1. Lo prometido es deuda! 😉
    Podrías haber publicado ese atardecer, que dejó con ganas a los ojos después de leer..
    La abuelita estará sacando la carne a ese animalito después de la matanza para convertirlo en salchicha rica! Jajajaja
    Increíbles historia de gente que encuentras por el mundo..
    Di que sí! A llenarse de positivismo…
    Quizás esta página te mole:
    https://www.viajeroscallejeros.com/pueblos-que-ver-antes-morir/

    Y unos pueblecitos que creo que te molarán: Wanda (torre 97m de altura,tejados rojos), Giethoorn(mix de Venecia y Galicia), Breslavia (Polonia, por su encanto), Parque Nacional Eifel (preciosas rutas por el bosque de Kermeter,valle de Urftal), Riga (ciudad del Rock)
    Y para concluir.. me gané el caballito! Jajajaj

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  2. Pingback: No se encontró la página | Los Mil Mundos·

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